viernes, 3 de noviembre de 2017

Thea y Ayden

¡Hola! Ya estoy aquí con un nuevo relato, lo hice para la antología gratuita del grupo de Azahara Vega en su facebook, ahí en esa os encontraréis más relatos de otros autores, si quieres leerlo te recomiendo ir a su grupo en facebook: Aquí. Tanto la portada como el relato están registrados.

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Thea y Ayden
Nº De Registro: 1710224625543



Era la noche de todos los Santos, cuando un trueno resonó en la distancia. Thea, corría con energía porque se había retrasado en la biblioteca y sabía que si a las diez no cogía el tren que la llevaba a donde ella vivía tendría que atravesar el bosque para llegar para llegar a su casa. Por desgracia era el último que pasaba y para mayor inri ningún vehículo trabajaba esa noche.

Había toque de queda a partir de las doce de la noche, nadie podía salir, ya que las ánimas ocupaban ese tiempo según las creencias locales. Era su noche, por ello tenía que conseguir llegar a cogerlo.

Tocaban las campanadas cuando consiguió llegar a las escaleras que daban al tren, no podía pensar en otra cosa, subió los escalones de dos en dos hasta llegar a la parte superior por donde se encontraba las vías, cuando vio pasar su única esperanza de llegar a casa. Se quedó quieta observando el tren que se perdía en la distancia.

Con un suspiro Thea se sentó en uno de los bancos de la vía pensando qué debía hacer, el reloj marcaba ya las diez y media suspirando miró a lo lejos las luces de la ciudad, debía darse prisa y buscar refugio.

Se levantó cansadamente mientras cogía su macuto y bajaba las escaleras que apenas unos minutos había subido. Caminaba con paso ligero, cuando un coche paró cerca de ella.


─Thea, ¿dónde vas a estas horas? ¿No deberías estar en casa?
─¡Oh! Sheriff el tren se marchó antes de hora, ¿qué voy hacer ahora? ─Thea se llevó las manos a la cara.
─Vamos sube, que te vienes a casa. Anabel estará feliz de tenerte aquí en el pueblo, si te dejo en la calle me matará. ─La invitó a subir mientras se bajaba del coche abriéndole la puerta de al lado, Anabel era la mujer con la que el Sheriff compartía su vida, su esposa.

Thea subió al coche mientras suspiraba para sí, el Sheriff la quería como un padre. Cuando arrancaron comenzó a arrepentirse de haber bajado a la ciudad a por unos libros nuevos.

─¿Te toca patrullar esta noche? ─Thea intentó sacar una conversación.
─Esta noche se lo he dejado a los nuevos. ─Respondió guiñando un ojo sabiendo que iba a ser una noche tranquila.
─Me dan pena. ─Movió la cabeza negando mientras miraba por la ventana.
─Lo sé, a mí también pero tienen que aprender y esta noche es la mejor. ─ Comenzó a reírse sabiendo que iba a ser una noche dura.

Llegaron a la casa, se notaba que sus hijos estaban desesperados por abrazarle, porque de la vivienda salieron tres pequeños gritando papá, mientras se tiraban encima de él. Thea se quedó en la retaguardia mirando la feliz escena que se le había aparecido, hacía tiempo que nadie hacía eso con ella. Sintió que alguien la golpeaba en las piernas y miró hacia abajo encontrándose un pequeño perro que la exigía mimos, sonrió y se agachó acariciando su lindo pelaje.

─Veo que has conocido a Shua, es mi perra. ─La voz vino de detrás de ella, una voz varonil y fuerte.

Thea se giró y se quedó prendada de la persona que había detrás suya supo en ese momento que era su alma gemela, pero no sabía por qué pero había algo en él que la echaba para atrás.

─Thea, te presento a uno de los novatos, viene del otro lado del bosque. ─Le presentó el Sheriff al hombre.
─Realmente vivo en el bosque, no al otro lado. Soy Ayden, soy el vigilante del bosque, hago lo que sea para que nadie lo cruce de noche.

Thea se quedó loca, Ayden, ese nombre era el que su abuela le predestinó. Comenzó a temblar, el Sheriff pensó que era el frío del otoño pero Ayden sonrió porque la había vuelto a encontrar.

─Entremos en casa, ya comienza a refrescar, vamos, Ayden, ¿entras?
─Claro, entremos.

Dentro de la casa se estaba muy bien. Thea se sentía cómoda así que se dejó los prejuicios y comenzó a caminar por ella.

─Bueno Ayden, te presento a Thea vive justo cruzando el bosque.
─Tú eres la nieta de la curandera. ─Indicó este afirmando, sin preguntar.
─Eso es, raro que no hayas dicho que sea la bruja. ─ Concretó ella sonriendo sin ninguna maldad.
─Thea cariño, cuantas veces tengo que decirte que ni tu abuela ni tú sois brujas, que no hagas caso a esos vecinos cotillas. ─Gritó desde la cocina Anabel.
─Hay más brujas en este pueblo que tu abuela, pequeña. ─Ayden se acercó a ella con pasos silenciosos─. Creo que tú y yo deberíamos hablar, he soñado contigo y supongo que tú conmigo. ─Le susurró al oído sonriendo.

Thea asintió notando un calor dentro de ella, hacía años que no sentía algo así. Miró a Ayden con deseo necesitaba salir de allí sino sería capaz de comérselo allí mismo, pero prefería sonreír. Aunque nunca hubiese imaginado que Ayden la leyese su pensamiento.

─Anabel voy a salir al patio, no os preocupéis no saldré de la zona de seguridad, necesito aire, tengo calor. ─Comenzó a abanicarse con la mano.
─¿Quieres que mande a alguien a tu casa para darle de comer a los animales? ─Le preguntó el Sheriff desde la puerta de la cocina mientras la veía salir por la puerta de la terraza.
─No tranquilo, tienen comida de sobra hasta mañana, gracias a los dos.
─Sal tranquila, pero regresa pronto, no queremos que pase nada desagradable, piensa en los fantasmas. ─Comentó preocupada Anabel observando los ojos de Ayden.

Ella asintió y salió silenciosa como era, sabía que Ayden la había seguido, también sabía sus intenciones.

─Te deseo y lo sabes. El bosque y yo te necesitamos, eres nuestra alma gemela. ─La susurró al oído mientras la besaba con suavidad el cuello.
─Lo sé, pero tengo miedo de unirme a un ser del bosque. Como sabes mi abuela se unió a alguien en el bosque y luego… ─Suspiró dejando la frase a medias.
─Te entiendo sé lo que le pasó a tu abuela, pero yo soy diferente te amaré con locura y me uniré a ti tanto como humano y como ser de la naturaleza y además ellos, ─señaló al Sheriff y Anabel ─están de acuerdo con esta unión, llevan un tiempo deseando que nos conozcamos, ya sabes que Anabel es vidente.

Thea asintió y entró con él de la mano, deseaba que todo saliese bien sus sueños así se lo pedían cuando Anabel la vio entrar se acercó a ella y la besó.

─Por fin puedo ver mi visión cumplida, ya te contaré todo pero ahora tienes que unirte a él, esta noche es especial y lo sabéis. Uno de los chicos os guiará al bosque y a las doce tendréis que uniros ante las dríadas, aquí os esperaremos mañana.

Ambos asintieron y abrazados salieron por la puerta de trasera para que uno de los novatos los acompañara a la linde del bosque ahí se despidieron y entraron para realizar la gran unión.

Tiempo después, Thea seguía con sus miedos aunque sabía que su abuela estuviera donde estuviese estaría feliz por su unión con un ser de la naturaleza, Ayden la acompañaba con un buen compañero a todos los lados, estaba unida a su alma gemela pero su miedo no se le quitaría hasta pasado un tiempo pero eso es otra historia… y como todos los cuentos… Disfrutaron de su unión y…



FIN

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